¿Qué es el fibrinógeno? Funciones, clasificaciones y su papel en la industria farmacéutica
El fibrinógeno es una proteína plasmática clave en el proceso de coagulación sanguínea. Como precursor de la fibrina, es responsable de formar coágulos estables que detienen el sangrado. Más allá de su importancia en el control de las hemorragias en el organismo, el fibrinógeno también se emplea como herramienta diagnóstica y puede aislarse para su uso como medicamento. Pero, ¿qué es exactamente el fibrinógeno y por qué resulta tan esencial?
¿Qué es el fibrinógeno?
El fibrinógeno es una proteína soluble producida por el hígado y transportada en el torrente sanguíneo. También se conoce como “factor de coagulación I” y, durante la formación del coágulo sanguíneo, la enzima trombina convierte el fibrinógeno en fibrina: una proteína fibrosa que constituye la estructura principal de un coágulo estable. La fibrina se ensambla en una red tridimensional que estabiliza los coágulos y favorece la cicatrización de heridas.
Sin niveles adecuados de fibrinógeno, el organismo no puede formar coágulos correctamente, lo que conlleva hemorragias excesivas incluso por lesiones leves. Clínicamente, se monitorizan los niveles de fibrinógeno para evaluar el riesgo de sangrado, procesos inflamatorios y la función hepática. Un nivel alto de fibrinógeno puede indicar inflamación, infección o un mayor riesgo de eventos cardiovasculares como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Por el contrario, niveles bajos pueden alertar sobre enfermedades hepáticas o trastornos de la coagulación.
En la práctica farmacéutica y clínica, los concentrados de fibrinógeno se emplean para tratar episodios hemorrágicos, mientras que los sellantes de fibrina se utilizan en procedimientos quirúrgicos para controlar el sangrado.
Por qué importa el fibrinógeno: Importancia clínica e industrial
1. Coagulación sanguínea y hemostasia
El fibrinógeno es esencial en la fase final del proceso de coagulación, la serie de reacciones que suceden durante la formación de un coágulo sanguíneo. Cuando la trombina lo activa, se convierte en fibrina, que crea una malla insoluble que estabiliza los coágulos. Esto no solo detiene el sangrado, sino que también favorece la cicatrización y la reparación tisular. Las deficiencias de fibrinógeno, ya sean hereditarias (deficiencia congénita) o adquiridas como consecuencia de otra enfermedad o condición (deficiencia adquirida), pueden dar lugar a trastornos hemorrágicos graves.
2. Inflamación y riesgo cardiovascular
El fibrinógeno actúa además como un marcador inflamatorio clave. Sus niveles pueden aumentar en respuesta a procesos inflamatorios, infecciones, traumatismos y enfermedades crónicas. Valores elevados se asocian con inflamación sistémica, aterosclerosis y un mayor riesgo cardiovascular, incluyendo ictus e infarto de miocardio, por lo que el fibrinógeno resulta útil a la hora de evaluar el estado de salud de un paciente.
3. Concentrados de fibrinógeno para terapia
El fibrinógeno puede aislarse a partir del plasma sanguíneo y concentrarse para su uso como medicamento. Estos concentrados se emplean como terapias de reemplazo en individuos con deficiencias congénitas o adquiridas de fibrinógeno, ocasionadas por cirugías, traumatismos o enfermedades hepáticas. Estos preparados están altamente purificados y estandarizados para una administración segura y rápida.
4. Aplicaciones quirúrgicas
Se administra fibrinógeno por vía intravenosa para controlar el sangrado en intervenciones de gran envergadura, como cirugías cardíacas, trasplantes hepáticos y emergencias obstétricas. Los sellantes de fibrina, que combinan fibrinógeno con trombina, se aplican directamente en las zonas que sangran durante la cirugía para acelerar la formación del coágulo y minimizar la pérdida de sangre, mejorando así los resultados quirúrgicos.
Fibrinógeno nativo: Esta es la forma funcional del fibrinógeno que circula de manera natural en el plasma. En adultos sanos, los niveles plasmáticos normales oscilan entre 2 y 4 g/L. Estos valores se miden de forma rutinaria en pruebas de coagulación para evaluar la capacidad de formar coágulos y monitorizar diversas condiciones clínicas.
Trastornos del fibrinógeno
Niveles elevados de fibrinógeno: Niveles altos de fibrinógeno se observan frecuentemente durante procesos de inflamación sistémica, en el embarazo o en personas fumadoras u obesas. Un fibrinógeno elevado también se reconoce como factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, incluyendo ictus e infarto de miocardio, debido al mayor riesgo de formación de coágulos sanguíneos.
Deficiencia de fibrinógeno
- Hipofibrinogenemia: Se caracteriza por niveles bajos de fibrinógeno en sangre, que pueden llegar a presentarse en diversas condiciones como enfermedad hepática grave, otros trastornos de la coagulación o alteraciones congénitas. Clínicamente, la hipofibrinogenemia se manifiesta por una tendencia aumentada al sangrado, especialmente en contextos quirúrgicos o traumáticos. Las opciones de tratamiento incluyen crioprecipitado (un producto sanguíneo congelado preparado a partir de plasma) o concentrados de fibrinógeno, que se emplean en situaciones de urgencia y en el cuidado perioperatorio.
- Afibrinogenemia: Consiste en la ausencia completa de fibrinógeno, lo que conduce a trastornos hemorrágicos severos desde el nacimiento. Estos pacientes precisan intervenciones terapéuticas para prevenir hemorragias potencialmente mortales, y el tratamiento de elección suele ser la administración de concentrados de fibrinógeno.
- Disfibrinogenemia: Implica la presencia de fibrinógeno estructuralmente anómalo que no funciona correctamente, lo cual puede generar complicaciones tanto hemorrágicas como trombóticas. Se trata de condiciones genéticas raras que afectan la producción o la estructura del fibrinógeno. El diagnóstico y el manejo requieren pruebas genéticas específicas y estudios de coagulación sanguínea.
Activación y función del fibrinógeno: Paso a paso
Paso 1: Síntesis en el hígado
El fibrinógeno se produce en los hepatocitos y circula en el plasma en forma inactiva hasta que se desencadena la cascada de coagulación. Esta producción hepática subraya la importancia del fibrinógeno como marcador de la función hepática y su relevancia en la hemostasia.
Paso 2: Activación por trombina
Cuando se lesiona un vaso sanguíneo, se activa la cascada de coagulación. La trombina, enzima clave en este proceso, cliva dos pequeños péptidos—fibrinopeptidos A y B—del fibrinógeno. Esta escisión convierte el fibrinógeno soluble en fibrina insoluble, iniciando la formación del coágulo en el sitio de la lesión.
Paso 3: Polimerización de la fibrina
La fibrina liberada se alinea y se polimeriza formando largas hebras. Estas hebras se entrelazan creando una red tridimensional fibrilar que atrapa eritrocitos (glóbulos rojos) y plaquetas, conformando así el armazón estructural del coágulo sanguíneo.
Paso 4: Entrecruzamiento por el Factor XIII
Para estabilizar y reforzar el coágulo, el Factor XIII activado (Factor XIIIa) establece enlaces covalentes entre hebras adyacentes de fibrina. Este entrecruzamiento da lugar a una malla densa e insoluble que resiste tensiones mecánicas y previene la lisis prematura del coágulo, paso fundamental para la cicatrización eficaz.
Paso 5: Resolución del coágulo (Fibrinólisis)
Una vez iniciada la reparación tisular, el coágulo debe eliminarse para restablecer el flujo sanguíneo normal. La fibrinólisis disuelve la malla de fibrina mediante la acción de la enzima plasmina, que degrada la fibrina en fragmentos solubles, completando así el proceso de restauración hemostática.
Aplicaciones clínicas e industriales
Pruebas diagnósticas
El fibrinógeno se analiza de forma rutinaria mediante métodos funcionales (test de Clauss) para evaluar la capacidad de coagulación y detectar un riesgo aumentado de trombosis.
Terapias de reemplazo
El fibrinógeno se emplea en deficiencias congénitas y adquiridas, aportando concentrados estandarizados que restauran los niveles plasmáticos cuando es necesario.
Cirugía y manejo de traumatismos
El uso de fibrinógeno reduce la pérdida de sangre y las necesidades de transfusión en intervenciones complejas como trasplantes hepáticos, cirugías cardiacas y hemorragias obstétricas.
Cicatrización y reparación tisular
En forma de sellantes de fibrina, el fibrinógeno acelera la cicatrización, favorece la adhesión de tejidos y minimiza el sangrado local tras procedimientos quirúrgicos.
Biológicos y medicina regenerativa
El fibrinógeno de calidad farmacéutica es clave para desarrollar productos biocompatibles, como andamios tisulares y sistemas de liberación de fármacos.
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Preguntas frecuentes sobre el fibrinógeno
El fibrinógeno es una proteína soluble producida por el hígado que desempeña un papel clave en la coagulación sanguínea. La trombina convierte el fibrinógeno en fibrina para formar coágulos estables y detener el sangrado.
No. El fibrinógeno es el precursor soluble que circula en la sangre, mientras que la fibrina es la proteína insoluble que se forma tras la activación y constituye la estructura principal de un coágulo sanguíneo.
Sí. El fibrinógeno también se conoce como factor de coagulación I en la cascada de coagulación. Es uno de los componentes imprescindibles para la formación adecuada del coágulo sanguíneo.
Los niveles elevados de fibrinógeno pueden deberse a inflamación, infecciones, embarazo, obesidad, tabaquismo y enfermedades crónicas. Un fibrinógeno alto se asocia asimismo a un mayor riesgo de trombosis y de enfermedades cardiovasculares.
Los niveles bajos de fibrinógeno, o hipofibrinogenemia, pueden ser consecuencia de enfermedades hepáticas, coagulación intravascular diseminada (CID), hemorragias masivas o trastornos genéticos poco frecuentes, como la afibrinogenemia.
Los niveles de fibrinógeno se miden habitualmente mediante el test de Clauss para evaluar la actividad funcional de coagulación, con pruebas inmunológicas para determinar la concentración proteica y otras técnicas de laboratorio. Estas pruebas forman parte de las analíticas estándar de coagulación.
El tratamiento incluye la administración intravenosa de concentrados de fibrinógeno o crioprecipitado para restaurar la función normal de coagulación y prevenir hemorragias excesivas, especialmente en contextos de traumatismos o cirugías.
La terapia de reemplazo con fibrinógeno es generalmente segura cuando se administra bajo supervisión médica. No obstante, existe un riesgo poco frecuente de trombosis, trombocitopenia y reacciones alérgicas.
El fibrinógeno se utiliza en tratamientos para deficiencias congénitas, trastornos hemorrágicos adquiridos y durante cirugías de gran envergadura, como procedimientos cardíacos o hepáticos. También se aplica en atención de urgencias por traumatismos.
Sí. Una dieta rica en grasas, el tabaquismo y el sedentarismo pueden aumentar los niveles de fibrinógeno, mientras que las dietas antiinflamatorias, el ejercicio regular y el control del peso pueden ayudar a reducirlos. Sin embargo, la alimentación es solo uno de varios factores que influyen.
El fibrinógeno se emplea en colas biológicas, sellantes de fibrina, terapias con factores de coagulación y productos para la cicatrización de heridas. Estos productos se usan habitualmente en cirugía, atención de traumatismos y medicina regenerativa.
Referencias
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Besser, M. W., & MacDonald, S. G. (2016). Acquired hypofibrinogenemia: current perspectives. Journal of blood medicine, 7, 217–225. https://doi.org/10.2147/JBM.S90693
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Hematología
El fibrinógeno es una proteína del plasma sanguíneo, producida en el hígado, que participa en la coagulación y la cicatrización de heridas. Cuando no funciona correctamente, se ve comprometida la capacidad de detener el sangrado.
Diagnóstico
El fibrinógeno se analiza de forma rutinaria mediante métodos funcionales para comprobar la capacidad de coagulación y detectar un riesgo elevado de formación de coágulos sanguíneos.