¿Qué es la hemofilia?
La hemofilia es un trastorno genético de la coagulación de la sangre provocado por la ausencia o deficiencia de los factores de coagulación VIII (hemofilia A) o IX (hemofilia B). Esta carencia dificulta la formación normal de coágulos, haciendo que las personas con hemofilia sangren durante más tiempo de lo habitual.
Normalmente, la hemofilia se hereda de uno o ambos progenitores portadores del gen defectuoso en el cromosoma X. Sin embargo, en aproximadamente un 30 % de los casos, la mutación es espontánea y no hay antecedentes familiares.
La hemofilia afecta principalmente a personas asignadas como varones al nacer, ya que estos solo tienen un cromosoma X. Si heredan el gen defectuoso de uno de los progenitores, desarrollan la enfermedad. Las mujeres, al tener dos cromosomas X, suelen ser portadoras si solo uno está alterado, y rara vez presentan síntomas severos. No obstante, pueden tener niveles reducidos de factor VIII o IX, lo que puede causar síntomas leves.
La importancia de la hemofilia en la salud y la medicina
1. La hemofilia como trastorno clave de la coagulación sanguínea
- La hemofilia es un trastorno de la coagulación poco frecuente, pero uno de los más investigados en medicina. Su estudio ha sido fundamental para avanzar en el conocimiento de los mecanismos de coagulación y en el desarrollo de terapias dirigidas.
- Las investigaciones sobre complicaciones derivadas de la hemofilia, como el daño articular (artropatía hemofílica) y los episodios de sangrado espontáneo, han mejorado significativamente las estrategias de atención a pacientes.
- Gracias a estos avances científicos, se han desarrollado factores de coagulación sintéticos, tratamientos que evitan el uso del factor ausente, y opciones de terapia génica que están transformando la vida de quienes padecen trastornos hemorrágicos.
2. ¿Qué ocurre durante un episodio de sangrado?
En las personas sin hemofilia, los factores de coagulación trabajan junto con las plaquetas (células responsables de la coagulación) para formar un coágulo sanguíneo estable. Sin embargo, en quienes tienen hemofilia, este proceso de coagulación es débil o incompleto, lo que puede provocar:
- Sangrado excesivo incluso tras lesiones menores.
- Hemorragias internas sin causa aparente, especialmente en articulaciones o músculos.
- Episodios repetidos de sangrado articular, que pueden desencadenar artropatía hemofílica (una enfermedad articular crónica) y discapacidad a largo plazo.
- Hemorragias intracraneales o en órganos internos, potencialmente mortales.
3. Síntomas y signos comunes de la hemofilia
Los principales síntomas de la hemofilia incluyen:
- Aparición fácil de moratones o hematomas
- Sangrado prolongado tras cortes, extracciones dentales o cirugías
- Hemorragias nasales sin causa aparente
- Sangre en la orina o en las heces
- Articulaciones inflamadas y dolorosas por sangrados internos
- Sangrado dentro de las articulaciones (hemartrosis)
La gravedad de los síntomas varía según la cantidad de factor de coagulación presente en sangre:
- Hemofilia grave (niveles de Factor VIII <1 %): episodios frecuentes de sangrado espontáneo, especialmente en articulaciones, músculos y órganos internos.
- Hemofilia moderada (1–5 %): hemorragias tras lesiones leves y, en algunos casos, sangrado espontáneo ocasional, sobre todo en articulaciones y músculos.
- Hemofilia leve (5–40 %): el sangrado suele producirse solo después de traumatismos importantes, intervenciones quirúrgicas o procedimientos dentales. También puede haber sangrados espontáneos, aunque con menor frecuencia.
La facilidad para desarrollar hematomas es común en todos los grados de hemofilia.
4. La importancia del diagnóstico precoz
- Identificar la causa de la hemofilia mediante pruebas especializadas es fundamental para prevenir complicaciones graves y mejorar la eficacia del tratamiento.
- Los métodos de detección incluyen:
- Pruebas de factores de coagulación, que miden los niveles de factor VIII o IX.
- Pruebas genéticas, que permiten identificar mutaciones en los genes F8 o F9, responsables de la producción de estos factores.
- Pruebas prenatales y neonatales, recomendadas especialmente en familias con antecedentes de hemofilia.
- Contar con un diagnóstico precoz permite aplicar estrategias de intervención temprana, lo que reduce significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades articulares, hemorragias excesivas y discapacidad a largo plazo.
5. Enfoques para el tratamiento de la hemofilia a lo largo de la vida
El manejo de la hemofilia requiere un plan de tratamiento integral y a largo plazo, que puede incluir:
- Terapia de sustitución con factores de coagulación: infusiones intravenosas regulares de factor VIII o IX plasmático para controlar o detener los episodios de sangrado.
- Factores de coagulación recombinantes: versiones producidas en laboratorio de los factores VIII y IX, que eliminan el riesgo de enfermedades asociadas a terapias derivadas del plasma. Los factores recombinantes de tercera generación no contienen componentes de origen animal, por lo que son más seguros y eficaces.
- Terapias no sustitutivas y agentes by-pass: tratamientos innovadores como los anticuerpos monoclonales (por ejemplo, emicizumab) que ofrecen soporte de coagulación sin necesidad de administrar el factor faltante. Los agentes by-pass, como el factor VII activado recombinante (rFVIIa) o los concentrados de complejo protrombínico activado (aPCC), son fundamentales en pacientes con inhibidores, donde la terapia sustitutiva convencional no es eficaz.
- Factores de coagulación de acción prolongada: terapias con vida media extendida (EHL) que permiten espaciar las dosis (cada 7 a 14 días), manteniendo niveles estables del factor y mejorando la calidad de vida.
Dentro del tratamiento de la hemofilia, la profilaxis juega un papel clave para prevenir hemorragias espontáneas y daños articulares, reduciendo también la necesidad de acudir frecuentemente a urgencias o al médico.
Tipos de hemofilia
Existen varios tipos de hemofilia, clasificados según el factor de coagulación afectado y la gravedad de la enfermedad.
1. Hemofilia A (hemofilia clásica)
- Se debe a una deficiencia del factor VIII, una proteína clave en el proceso de coagulación sanguínea.
- Es el tipo más común, representando alrededor del 80 % de todos los casos de hemofilia.
2. Hemofilia B (enfermedad de Christmas)
- Causada por una deficiencia del factor IX.
- Es menos frecuente que la hemofilia A, pero presenta síntomas y gravedad similares.
- Tiene un origen histórico relevante: recibe su nombre de Stephen Christmas, el primer paciente diagnosticado con esta condición.
3. Hemofilia adquirida
- Forma no hereditaria y poco común de hemofilia, en la que el sistema inmunitario ataca los factores de coagulación, generalmente el factor VIII.
- Suele diagnosticarse en la edad adulta, y afecta principalmente a personas mayores, mujeres en el posparto o personas con enfermedades autoinmunes.
Hemofilia en mujeres
Aunque la hemofilia afecta principalmente a hombres, las mujeres portadoras pueden:
- Sufrir menstruaciones abundantes (menorragia)
- Tener un mayor riesgo de sangrado durante el parto
- Presentar síntomas leves si sus niveles de factores de coagulación son bajos
Se recomienda asesoramiento genético a las mujeres con antecedentes familiares de hemofilia para evaluar riesgos y planificar adecuadamente.
Avances en el tratamiento de la hemofilia y futuras innovaciones
Aunque actualmente la hemofilia no tiene cura, puede controlarse eficazmente mediante tratamientos regulares.
El panorama terapéutico de la hemofilia sigue evolucionando con:
- Terapias preventivas que reducen la frecuencia de los sangrados
- Factores de coagulación de acción prolongada, que permiten menos infusiones
- Terapia génica, una opción prometedora que busca corregir la causa genética de la enfermedad
Estos avances ofrecen nuevas esperanzas para mejorar la calidad de vida de quienes viven con trastornos de la coagulación.
Industria farmacéutica y biotecnológica: Innovaciones y futuro en el tratamiento de la hemofilia
- Terapia génica: representa un enfoque revolucionario que modifica los genes para corregir problemas de salud, ofreciendo soluciones a largo plazo o incluso permanentes para pacientes con hemofilia. Actualmente, los científicos investigan tecnologías capaces de reparar mutaciones genéticas, con el objetivo de curar la hemofilia a nivel genético. Los primeros estudios sugieren que sería posible lograr una producción sostenida de factores de coagulación con una única modificación genética.
- Terapias celulares y componentes artificiales de la sangre: la investigación en terapia con células madre busca desarrollar células funcionales capaces de producir factores de coagulación directamente en el organismo. Además, el uso de nanomedicina para la liberación controlada de medicamentos podría mejorar la estabilidad de los factores de coagulación y aumentar la eficacia de la coagulación.
La investigación clínica y biotecnológica en hemofilia sigue avanzando, abriendo la puerta a tratamientos más eficaces, duraderos y accesibles para las personas que conviven con trastornos de la coagulación.
Mejorar la calidad de vida de los pacientes
Los avances en medicina personalizada y en el enfoque de atención centrada en el paciente han mejorado notablemente la esperanza de vida y el bienestar de quienes viven con hemofilia.
Los programas de educación y autogestión permiten a los pacientes:
- Reconocer y controlar los episodios de sangrado
- Administrar sus propios tratamientos
- Mantener la salud articular a largo plazo
Además, la fisioterapia y la atención ortopédica son esenciales para prevenir problemas de movilidad futuros, mientras que los nuevos desarrollos farmacológicos ofrecen opciones de tratamiento más seguras y eficaces.
Comprender la hemofilia —desde el diagnóstico y tratamiento hasta el manejo a largo plazo— es fundamental para profesionales de la salud, investigadores y pacientes.
Guías médicas estandarizadas para el manejo de la hemofilia
- Los protocolos de tratamiento globales, como los establecidos por la Federación Mundial de Hemofilia (WFH) y la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH), garantizan una atención coherente, el acceso a terapias esenciales y planes de tratamiento de emergencia en todo el mundo.
- Además, los ensayos clínicos en curso están perfeccionando las estrategias de dosificación y trabajando para ampliar el acceso a los tratamientos en regiones de bajos recursos.
La hemofilia es un trastorno genético complejo pero controlable, y los avances en terapia génica, tratamientos preventivos y biotecnología han mejorado significativamente los resultados de los pacientes. Comprender los síntomas de la hemofilia, los patrones de herencia y las opciones de tratamiento es esencial tanto para los pacientes como para los profesionales sanitarios.
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Preguntas frecuentes sobre la hemofilia
La hemofilia es un trastorno genético de la sangre en el que faltan factores de coagulación, lo que provoca hemorragias prolongadas. Está causada por una mutación en un gen del cromosoma X y se hereda con un patrón recesivo ligado al X, afectando principalmente a hombres que reciben el gen defectuoso de su madre. Las mujeres pueden ser portadoras y presentar síntomas leves, aunque es menos frecuente que desarrollen la enfermedad de forma completa.
Los principales síntomas incluyen hemorragias prolongadas, aparición fácil de hematomas y episodios de sangrado espontáneo, especialmente en la boca, la nariz, las articulaciones y los músculos. Las personas con hemofilia grave pueden sufrir hemorragias internas frecuentes sin causa aparente, lo que puede derivar en daño articular y dolor crónico. También es difícil controlar el sangrado tras cirugías o lesiones sin tratamiento adecuado.
El diagnóstico de la hemofilia se realiza mediante análisis de sangre que evalúan la función de coagulación. Pruebas como el tiempo de tromboplastina parcial activado (aPTT) detectan anomalías, mientras que los ensayos de factores miden los niveles de factor VIII o IX para determinar el tipo y gravedad de la hemofilia. También puede realizarse un análisis genético, especialmente si existe historial familiar.
La diferencia principal es el factor de coagulación afectado. La hemofilia A se debe a una deficiencia del factor VIII y es el tipo más común, mientras que la hemofilia B es causada por la falta del factor IX. Aunque los síntomas son similares, cada tipo requiere concentrados de factores específicos para el tratamiento.
Actualmente no existe una cura definitiva, pero los avances en terapia génica ofrecen nuevas posibilidades de tratamiento a largo plazo. Algunos enfoques experimentales buscan corregir el defecto genético para que el cuerpo produzca sus propios factores de coagulación. Además, los factores de coagulación de vida media extendida y las terapias no basadas en factores están mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Sí. La hemofilia adquirida es un trastorno autoinmune raro en el que el organismo genera anticuerpos que atacan a los factores de coagulación, generalmente el factor VIII. Puede afectar a hombres y mujeres, habitualmente en la edad adulta.
Ambos son trastornos hemorrágicos, pero la enfermedad de von Willebrand implica una proteína distinta (el factor von Willebrand) y afecta por igual a hombres y mujeres. La hemofilia, en cambio, implica deficiencias en el factor VIII o IX y afecta mayoritariamente a varones.
Si no se trata, los episodios graves de sangrado pueden ser mortales. Sin embargo, con un diagnóstico adecuado, tratamientos preventivos y ajustes en el estilo de vida, las personas con hemofilia pueden disfrutar de una vida plena y saludable.
Referencias
National Hemophilia Foundation. https://www.hemophilia.org
World Federation of Hemophilia. https://www.wfh.org
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Hematology
Los trastornos hematológicos, como los causados por deficiencias de proteínas plasmáticas que impiden la coagulación de la sangre o, por el contrario, provocan una coagulación excesiva, pueden dar lugar a complicaciones médicas graves.
Biofarma
El plasma, la parte líquida de la sangre, contiene proteínas y otros componentes de incalculable valor terapéutico. Descubre más sobre el desarrollo de nuestros tratamientos.