Tecnología de microhematocrito Gri-Cel

Medición más rápida y eficiente del volumen de hematíes

Ficha técnica

Tipo de innovación: Sistema
Ámbito: Análisis clínicos
Líder de innovación: Grifols i Lucas, Víctor
Año: 1960
Etapa: 1909-1971
Difusión: España
Impacto económico: Alto
Nivel de innovación: Evolutivo
Patente: Sí
Relaciones interdisciplinares: Fabricantes de vidrio

Los inicios de la medición de hematíes

En la actualidad, la sangre donada se somete a sofisticadas técnicas de cribado y esterilización con el doble objetivo de comprobar la salud del donante y garantizar la calidad intrínseca de la sangre. Por otro lado, los análisis de sangre son una técnica de diagnóstico importante para garantizar que los pacientes reciban la mejor atención posible. Muchas de estas técnicas son innovaciones relativamente recientes, por ejemplo, los análisis de sangre para la prueba del VIH; mientras que otras se remontan más atrás en el tiempo, como en el caso de la determinación de los grupos sanguíneos ABO, descubiertos por el biólogo austríaco Karl Landsteiner en 1901, que ya se utilizaba de forma generalizada en la década de los treinta.

Uno de los datos esenciales tanto para los bancos de sangre como para los médicos era la proporción volumétrica de hematíes o glóbulos rojos (cuya función es transportar el oxígeno) en el torrente circulatorio de una persona. Este dato se podía medir determinando primero la densidad de la sangre a través de complicados procedimientos y, después, calculando a partir de ella la proporción de hematíes. Pero, como estas técnicas resultaban todavía ineficientes, siguieron evolucionando. Así, en la década de los cuarenta, el método más común consistía en introducir la sangre en un tubo de ensayo graduado que seguidamente se centrifugaba, haciendo que los hematíes se separasen del plasma. El volumen de hematíes se podía medir a continuación con una simple comprobación visual sobre la escala graduada del lateral del tubo.

Grifols difundió esta tecnología en España a través de la fabricación y distribución de centrífugas, capilares, lectores y blocs gradilla.

Rapidez, velocidad y tamaño reducido: las ventajas de la tecnología de microhematocrito

Sin embargo, este proceso era sumamente engorroso: las centrífugas de laboratorio convencionales eran lentas y solo podían procesar unos pocos tubos de ensayo por vez; se requerían muestras de sangre cuantiosas, y las mediciones carecían de exactitud. Así pues, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el equipo de laboratorio se vio desplazado gradualmente por tecnología específicamente desarrollada para la medición del volumen de hematíes, como las centrífugas microhematocrito, el triple de rápidas que el equipo de laboratorio convencional de la época. Estas centrífugas incorporaban un plato ligeramente cónico que eliminaba completamente las vibraciones, gracias a lo cual la centrífuga no necesitaba una tapa protectora y el tiempo de procesamiento era aún menor al eliminarse una etapa del proceso. Al mismo tiempo, los tubos de ensayo normales se sustituyeron con tubos capilares muy finos, lo que posibilitó el análisis con muestras mucho más pequeñas. Después de pasar por la centrífuga, el tubo se sostenía contra un gráfico de referencia o un lector microhematocrito y se registraban los resultados. Esto permitió que, por primera vez, fuera posible leer los resultados de los análisis directamente.

Grifols fue la empresa que difundió esta tecnología en España a través de la fabricación y distribución de centrífugas, tubos capilares, lectores y blocs gradilla. Como fruto de esta iniciativa, las centrífugas Gri-Cel no tardaron en dominar el mercado español, lo que, a su vez, ayudó a garantizar la demanda de accesorios, especialmente los tubos capilares, ya que la centrífuga de microhematocrito Gri-Cel usaba tubos de 70 mm (a diferencia de los de 75 mm que se empleaban en muchos productos de la competencia).

Tecnología moderna y tradición milenaria

La evolución y las mejoras del diseño de las centrífugas tuvieron su correspondencia en los tubos capilares. Los primeros tubos que distribuyó Gri-Cel estaban fabricados en vidrio de plomo. Posteriormente, se usaron tubos fabricados en vidrio de Murano que reflejaban la experiencia y las técnicas de los artesanos venecianos. Estos serían reemplazados más tarde por tubos producidos por Dade, empresa asociada a Grifols. En total, Gri-Cel fabricó y distribuyó más de 11.000 unidades de centrífugas de hematocrito.

Bibliografía

Grifols, S.A. (2011). ¿Y si lo hacemos así? Patentes de Víctor Grífols i Lucas. Barcelona: Grifols, S.A.

Gri-Cel, S.A. [ca. 1960]. Aparatos científicos. [Folleto comercial]. Barcelona: Gri-Cel, S.A.

Phillips, R.A.; Van Slyke, D. V.; Kendall, E. Jr; Hamilton, P. B. y Archibald, R. M. (1945). Copper sulfate method for measuring specific properties of whole blood and plasma. New York: Josiah Macy Jr. Foundation.

Grifols, S.A. (2001). Dedicado a la vida... Barcelona: Probitas Pharma, S.A.